miércoles, 15 de marzo de 2023

EL ÚLTIMO TREN


El reloj marcaba las 11:00 de la noche, y Jessica estaba corriendo hacia la estación de tren, ansiosa por llegar a su casa. Había sido una noche larga en la oficina, y lo único que quería era descansar en su cama. Al llegar a la estación, notó que estaba completamente vacía. Parecía extraño, ya que siempre había gente esperando para tomar el último tren.

La estación estaba oscura y silenciosa, con solo una luz tenue iluminando el lugar. Jessica se sentó en el banco, esperando pacientemente. De repente, escuchó un ruido siniestro detrás de ella, como si algo se estuviera acercando. Giró su cabeza, pero no había nadie allí.

La tensión aumentó cuando el tren llegó, pero algo parecía fuera de lugar. No había ventanas y parecía estar completamente vacío. Jessica se subió al tren con miedo, pero al no tener otra opción, decidió quedarse. El tren comenzó a avanzar lentamente, dejando atrás la estación vacía y oscura.

Jessica se sentía cada vez más incómoda a medida que el tren avanzaba, sintiendo que algo malo estaba por suceder. De repente, la luz del tren se apagó, dejándola en completa oscuridad. Entonces, escuchó pasos detrás de ella. Se volteó rápidamente para enfrentar lo que fuera que estuviera ahí, pero no había nada.

La tensión era insoportable, y Jessica no sabía qué hacer. Entonces, una voz susurró en su oído: "Bienvenida al tren de los condenados". Se quedó en shock al darse cuenta de que estaba en el tren de la muerte. Trató de salir corriendo, pero las puertas del tren se cerraron detrás de ella, dejándola atrapada.

Las luces volvieron a encenderse, y Jessica se encontró en un lugar desconocido. Había una multitud de personas enmascaradas, riendo y festejando a su alrededor. Se dio cuenta de que iba a ser la próxima víctima de sus horribles juegos.

De repente, una de las máscaras cayó al suelo, revelando a su jefe en la oficina donde trabajaba. Él la había llevado a ese lugar para pagarle su deuda. Jessica se dio cuenta de que no había escapatoria y comenzó a gritar, pero nadie la escuchaba.

En la desolada estación finalmente llegó el tren, y Jessica se subió a él, esta vez con el objetivo de nunca volver a ver a su jefe y su grupo de secuaces. Al bajar, se prometió a sí misma que nunca volvería a trabajar hasta tarde.


Tobercurry, Condado de Sligo, Irlanda

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