viernes, 21 de abril de 2023

PERTENENCIA

 Aquí hay un cuento de terror en primera persona con los recursos que mencionaste:


Era una noche fría y tormentosa. Las gotas de lluvia golpeteaban incesantemente contra el techo de mi antigua cabaña. Me encontraba sentado junto a la chimenea, cuyas llamas crepitaban y lanzaban sombras danzantes por las paredes. 


De repente, escuché un ruido fuera. Me asomé por la ventana, pero la oscuridad era absoluta. Sin embargo, alcanzé a vislumbrar una silueta amenazante entre los árboles. Un escalofrío recorrió mi espalda. 


Me alejé de la ventana de un salto y me senté, intentando calmar mi respiración agitada. Fue entonces cuando vi sobre la mesa un objeto que no estaba allí antes. Era una vieja fotografía en blanco y negro de una niña. Su mirada parecía seguirme a donde quiera que me moviera.


De pronto, se escucharon de nuevo ruidos en el exterior. Golpes, rasguños. Algo quería entrar. El miedo se apoderó de mí cuando comprendí que aquella fotografía era un presagio, un símbolo del peligro inminente que se cernía sobre mí en aquella casa maldita. 


Flashbacks de eventos antiguos acudieron a mi mente. Recuerdos de lo que les sucedió a quienes se atrevieron a desafiar el mal que habitaba este lugar. Sabía que esta vez me había encontrado, y no descansaría hasta cobrar su venganza.   


El sonido de la puerta principal al abrirse lentamente resonó en mis oídos. En ese momento supe que allí estaba. Miré con horror cómo la silueta de una niña se recortaba en el umbral de la puerta, mientras sus pasos se acercaban en medio de la oscuridad. Era demasiado tarde...

La niña comenzó a acercarse lentamente hacia mí. A cada paso que daba, el frío parecía intensificarse. Cuando estuvo a sólo unos metros, pude ver su rostro en detalle a la luz del fuego. Era pálido como la cera, y sus facciones parecían desdibujadas e irreconocibles. Pero lo que más me aterrorizó fueron sus ojos, dos cuencas vacías y negras que parecían mirar a través de mí. 


Quise gritar, pero el miedo me había dejado mudo. Quise correr, pero mis piernas no me respondían. Sólo pude quedarme allí petrificado, mientras aquella visión infernal se acercaba cada vez más.


De repente, escuché su voz susurrar directamente en mi mente, con un tono frío y siniestro: “He venido por ti. Me perteneces”. 


En ese momento sentí un dolor intenso y punzante dentro de mi cabeza. Imágenes y recuerdos ajenos comenzaron a inundar mi mente, como si aquel ser estuviera introduciéndose en lo más profundo de mis pensamientos. 


Vi a través de sus recuerdos. Vi cómo había estado atrapada en este lugar durante siglos, esperando el momento de cobrar venganza contra aquellos que la habían condenado a este destino. Vi las innumerables víctimas que habían sucumbido a su furia, y cuyas almas ahora vagaban en pena por estos caminos.


El dolor se intensificó hasta hacerse insoportable. Sentí que me desgarraba por dentro mientras aquella presencia maligna se adueñaba por completo de mi voluntad. En aquel momento supe que mi destino sería vagar eternamente, atado a este lugar maldito del que jamás podría escapar. Mi alma pertenecía ahora a la niña de la vieja cabaña...para siempre.


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